Matando el tiempo

Publicado: 05/10/2015 en Insectos comunes

Una inesperada cita a ciegas con Daniel Centeno

Muchísimas personas son las que afirman que Guadalajara es un rancho, es por eso que no sorprende que personas desconocidas, entre sí, tengan amigos en común. Eso y la teoría de los seis grados de separación, además de la utilización de las redes sociales como Facebook, trae como consecuencia que te conozca gente a la que tú no haces en el mundo.

Un joven con aspecto de escritor se aproximó a ella llevando una cámara fotográfica en las manos, al parecer se encontraba tomando fotos a los rostros de la ciudad. Había escuchado del proyecto.

-Hola, disculpa, ¿tú eres la persona que me citó en este lugar?

-Así es, mi nombre es Alicia.

-Mucho, gusto. Soy Daniel, Daniel Centeno.

-Sé quién eres y es por eso que te he citado –le dijo en un tono despreocupado-, leí tu último libro “Treinta años de relojes bonarios”.

-Muchas gracias, ¿qué te ha parecido?

-Precisamente de eso quiero hablar…

***

El reloj continuaba en rojo, a Emily Clarke le quedaban menos de diez minutos de existencia, antes de que los señores de la nada aparecieran para borrarla del presente plano, y de todos los planos habidos y por haber. En un impulso de valentía, o estupidez, se arrancó el reloj de la muñeca, esperando lo peor. Nunca nadie se había atrevido a hacer semejante cosa y nadie sabía lo que pasaría si a alguien se le ocurriera llevar a cabo semejante acción.

Todos quedaron con una expresión de sorpresa en el rostro.

***

-Fue todo un éxito en ventas, eso no lo dudo, lo que pongo en duda son tus motivaciones al escribir.

-¿A qué te refieres?, creo que sigo siendo el mismo de siempre.

-Crees mal, con una historia como esa podrás obtener mucho dinero, pero difícilmente ganarás un Nobel –le reprochó.

-Tengo otras historias con las que pretendo ganarlo algún día –contestó algo irritado.

-Si, aquéllas a las que tu editor no ha metido mano, ¡si hasta en eso te pareces a Carver!

***

No sucedió nada.

Los demás imitaron su comportamiento y comenzaron a deshacerse de esas horribles maquinitas que habían controlado sus vidas.

Después de diez minutos, no habían aparecido los señores de la nada, ni los señores del tiempo. Habían dejado de existir y ellos comenzaban a hacerlo sin prisas y con calma.

***

-Mira que terminar el libro con un final como ése, tan predecible y tan digno de una película dominguera de Hollywood, menudo churro, pudieron quitarse los relojes en cualquier punto de la trama, pudo suceder algo más interesante pero eso de que los señores del tiempo y de la nada dejaran de existir…

Daniel regresó a su casa muy consternado, Alicia le había dicho lo que ninguna lectora se había atrevido a decirle. Hasta cierto punto se sentía agradecido, pero no pudo evitar la sensación de querer escribir un final alternativo, uno más carveriano, uno más Daniel Centeno, uno que saliera a la luz después de su muerte como había hecho Carver con su obra, sólo que en esta ocasión no sería su esposa sino alguno de los miembros de Insectos Comunes.

Comenzó a pulir su historia, quería que tuviera un final que fuera digno de la lectora que llevaba por nombre el de la Nobel que tanto lo había inspirado.

El presente texto es el más reciente ejercicio del grupo Insectos Comunes, en el cual teníamos que citar a un compañero con un lector para que criticara el final de su más reciente bestseller (del cual sólo existe el primer capítulo, por lo que también había que crear un final). En mi caso me tocó la obra «30 años de relojes binarios«, de Daniel Centeno (Espero que te guste y me disculpo de antemano si la regué en algo).

Les dejo los otros falsos finales, realizados por mis compañeros de tinta:

Cita a ciegas con un escritor, de Esther Magar, concluyendo mi texto Los ejércitos de los robots tecnológicos.

Cita a ciegas con LaRataGris, de Luis Ernesto Molina Carrillo, concluyendo el texto Los Misterios de los Monumentos Ridículos, de LaRataGris.

Los falsos finales, de LaRataGris, concluyendo el texto Pasión y 5 historias de los exquisitos, de Manu LF.

Basura espacial, de Manu LF, concluyendo el texto Los crueles postes rojos, de Benjamín Racacha.

comentarios
  1. No sé por qué sentí una pedrada real a mis verdaderas motivaciones jajajaja. Psicólogo tenías que ser.

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  2. […] Matando el tiempo, de Jean Rush, concluyendo el texto 30 años de relojes binarios, de Daniel Centeno. […]

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  3. […] Matando el tiempo de Chukes Rivers, acabando un texto de Daniel Centeno […]

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