Letras que arden

Publicado: 28/05/2015 en Insectos comunes
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Hoy, por fin, será el gran día. Lo he estado planeando durante mucho tiempo, de hecho he estado observando a los habitantes de ambas casas desde hace meses. Estoy afuera del hogar de las mujercitas y he visto como una anciana salió de ahí, minutos antes, al parecer iba molesta. No sé quien sea pero no importa —pienso mientras observo por la ventana.
Las niñas y su madre se notan muy felices desde que su padre regresó. La dicha aumenta porque la mayor de ellas va a contraer matrimonio, claro que eso no le ha gustado a la que nombran Jo. En este preciso momento, los Laurence se encuentran en casa de los March compartiendo su felicidad. Es mi oportunidad.
Me dirijo a la biblioteca del anciano señor Laurence, tan furtivamente como lo hacía Beth cuando iba a tocar el piano, antes de caer enferma. Es una lástima, esa niña me cae bien y tiene un don musical que me gustaría integrar cuando forme mi banda, pero posterior a esto no creo que sea posible.
Entro y hojeo unos cuantos libros para darles el último adiós, aún sigo sin comprender por qué la gente se empeña en leer esas tonterías. Elijo un ejemplar al azar, prendo un fósforo y acerco la pequeña llama a una de las hojas de en medio. Lo dejo encima del librero más cercano para que el fuego se propague y me voy para tocar el piano antes de que todo se consuma.
Me siento en el banquillo para tocar una de las canciones en las que he estado trabajando. No tarda en llegar el aroma a quemado, así me imagino que huele el espíritu de los jóvenes, pues ellos son como el fuego: actúan en caliente y no piensan en las consecuencias de sus acciones.
En este momento llego a lo que imagino se parece al estado que llaman nirvana, así se llamará mi banda, ese asunto va en serio; cambiaré mi nombre a Kurt, me parece más rockero que Montag. Me gusta, es un placer indescriptible tocar mi música al mismo tiempo que las lenguas de fuego se deleitan con el sabor de la tinta, el papel y la madera. Mi canción se llamará light my fire, espero que nadie se me adelante con ese título o tendré que desecharla y eso no me gustaría.
El humo inunda el lugar, tengo que salir de aquí y observar mi obra como un director observa a su orquesta.
Me paro frente a la casa, veo lo que acabo de hacer e imagino las escenas de lo que será mi último concierto, algo inolvidable que quedará escrito en la historia y que mis seguidores grabarán en su memoria, al igual que los Laurence recordarán este día.
No tardo en escuchar el alboroto causado por los dueños del inmueble que corren desesperados al darse cuenta de lo ocurrido. Acaban de aprender la lección: la calma también puede preceder a la tormenta.

Este es el cuarto ejercicio creativo del grupo Insectos Comunes y el tercero que hago. Consistió en unificar el final de Mujercitas con el inicio de Farenheit 451 en un máximo de 570 palabras. Espero les haya gustado.
También les dejo el trabajo de mis compañeros para que los lean:

Una hoja chamuscada al vuelo por Luis Ernesto Molina

Huele a fuego, mujercita por Daniel Centeno

Muerto por LaRataGris

Mujercitas-Farenheit 451-Curt Kobain por Manu LF

¡Muera la inteligencia¡ ¡Viva la muerte! por Esther Mg

Jesús no me quiere para ser un rayo de sol por Benjamín Recacha

comentarios
  1. […] Letras que arden por Jean Rush […]

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  2. […] ‘Letras que arden’, en Universos Jean Rush. ‘Una hoja chamuscada al vuelo’, en Cerdo Venusiano. ‘Huele a fuego, mujercita’, en Angelo’s Universe. ‘Muerto’, en LaRataGris. ‘Mujercitas-Farenheit 451-Kurt Cobain’, en Letras Que Se Mueven. ‘¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!’, en Relatos Magar. […]

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